Hace un tiempo, cuando realicé mi primer curso del Ciclo Superior de Integración Social, un profesor nos enseñaba diferente; con él hicimos un TedTalk. El nuestro se llamaba "Aquí y allí" hablamos de la MGF y de la homosexualidad, contando que nos separa miles de kilómetros pero tanto en un sitio como en otro sufrimos discriminación. Por ello, hoy vengo a hablar de la Mutilación Genital Femenina, en adelante, MGF, es una problemática social, ademas de ser una violación de los derechos humanos y una grave amenaza para la salud psicológica, sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas; se da especialmente en África Central donde se lleva a cabo o hay riesgo de sufrirla.
Debido a los movimientos migratorios y a la globalización, la MGF es una realidad que se está expandiendo por todo el mundo. La incorporación a nuestra sociedad de familias extranjeras donde se practica este ritual antiguo nos ha llevado a detectar las consecuencias que sufren tanto las niñas como las mujeres. En España hay un gran número de personas afectadas, aunque nos centraremos en Extremadura donde según el Protocolo para la prevención e intervención en MGF de Extremadura de Febrero de 2017, son 651 personas, correspondiéndose con 423 hombres y 228 mujeres. Considerando que esta práctica, se transmite tanto de la etnia de la madre como la del padre donde se practica, es decir, si la familia de la madre o del padre realiza dicha práctica se llevará acabo en las hijas que el matrimonio tenga en común; por esto es necesario considerar también a la población masculina como de riesgo y que además debe ser población objeto de sensibilización.
Existen cuatro tipos de MGF, éstos son:
- Razones psicosexuales y reproductivas ya que la sexualidad de la mujer tiene que ser controlada. Se cree que esta práctica reduce el deseo sexual, manteniéndola virgen hasta el matrimonio. Las madres creen que no conseguirán casar a sus hijas si no las someten al ritual de la ablación y los hombres no quieren casarse con jóvenes “sucias” que no estén mutiladas. En algunas culturas, se considera la MGF necesaria para mantener relaciones sexuales satisfactorias e incluso existe la creencia de que el marido puede estar en peligro si mantiene relaciones con una mujer no intervenida. Se supone que la mujer no debe sentir placer sexual. También se cree que la intervención facilita el parto, que el clítoris puede dañar al bebé en el momento de nacer y que favorece la fertilidad.
- Razones de higiene y estética: los genitales femeninos son considerados feos, sucios e incluso voluminosos y por eso hay que quitarlos, por ello al ritual lo denominan purificación, y existe la creencia de que si el clítoris no se corta crecerá hasta el tamaño de un pene.
- Razones religiosas y mitológicas: aunque el ritual forme parte de las prácticas religiosas de algunas comunidades, lo cierto es que no se debe asociar con ninguna religión. Otro mito es que el clítoris se corresponde con el lado masculino de la mujer y que hay que extirparlo para que esta esté plena y en correspondencia con su verdadero sexo.
- Razones socioculturales: este ritual es un componente esencial de la identidad cultural y sexual de las niñas, significa el paso de la niñez a la edad adulta y, sin conocer bien los detalles de la intervención, es un momento que esperan con impaciencia.
Para las niñas cumplir con el ritual es un sentimiento de orgullo, de ser mayor de edad, de pertenecer al grupo y asentar su identidad.
Para las personas que creen que todas estas razones son ciertas, es fácil hablar de la MGF pero como veis no son razones de peso para privar a la mujer del placer sexual, por no hablar de las múltiples consecuencias de esto conlleva a las niñas que se les practica.
Como futurxs educadores y educadoras sociales, uno de los pilares de actuación es garantizar los derechos de las mujeres y la infancia de la población que actualmente reside en Extremadura con riesgo de sufrirla, así que creo que nos queda trabajo que hacer aquí en nuestra tierra, aunque lo veamos muy lejano.
Os dejo por aquí el TedEdClub "ActiTÚd" que realicé junto a mi compañero Javier, en el IES Bembezar de Azuaga.
Nos queda mucha lucha.
Un placer.
Debido a los movimientos migratorios y a la globalización, la MGF es una realidad que se está expandiendo por todo el mundo. La incorporación a nuestra sociedad de familias extranjeras donde se practica este ritual antiguo nos ha llevado a detectar las consecuencias que sufren tanto las niñas como las mujeres. En España hay un gran número de personas afectadas, aunque nos centraremos en Extremadura donde según el Protocolo para la prevención e intervención en MGF de Extremadura de Febrero de 2017, son 651 personas, correspondiéndose con 423 hombres y 228 mujeres. Considerando que esta práctica, se transmite tanto de la etnia de la madre como la del padre donde se practica, es decir, si la familia de la madre o del padre realiza dicha práctica se llevará acabo en las hijas que el matrimonio tenga en común; por esto es necesario considerar también a la población masculina como de riesgo y que además debe ser población objeto de sensibilización.
Existen cuatro tipos de MGF, éstos son:
- Tipo I, Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris y, en casos muy infrecuentes, solo del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris).
- Tipo II, Escisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores.
- Tipo III, Infibulación: estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.
- Tipo IV: amplio abanico de prácticas variadas e inclasificables. Todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.
- Razones psicosexuales y reproductivas ya que la sexualidad de la mujer tiene que ser controlada. Se cree que esta práctica reduce el deseo sexual, manteniéndola virgen hasta el matrimonio. Las madres creen que no conseguirán casar a sus hijas si no las someten al ritual de la ablación y los hombres no quieren casarse con jóvenes “sucias” que no estén mutiladas. En algunas culturas, se considera la MGF necesaria para mantener relaciones sexuales satisfactorias e incluso existe la creencia de que el marido puede estar en peligro si mantiene relaciones con una mujer no intervenida. Se supone que la mujer no debe sentir placer sexual. También se cree que la intervención facilita el parto, que el clítoris puede dañar al bebé en el momento de nacer y que favorece la fertilidad.
- Razones de higiene y estética: los genitales femeninos son considerados feos, sucios e incluso voluminosos y por eso hay que quitarlos, por ello al ritual lo denominan purificación, y existe la creencia de que si el clítoris no se corta crecerá hasta el tamaño de un pene.
- Razones religiosas y mitológicas: aunque el ritual forme parte de las prácticas religiosas de algunas comunidades, lo cierto es que no se debe asociar con ninguna religión. Otro mito es que el clítoris se corresponde con el lado masculino de la mujer y que hay que extirparlo para que esta esté plena y en correspondencia con su verdadero sexo.
- Razones socioculturales: este ritual es un componente esencial de la identidad cultural y sexual de las niñas, significa el paso de la niñez a la edad adulta y, sin conocer bien los detalles de la intervención, es un momento que esperan con impaciencia.
Para las niñas cumplir con el ritual es un sentimiento de orgullo, de ser mayor de edad, de pertenecer al grupo y asentar su identidad.
Para las personas que creen que todas estas razones son ciertas, es fácil hablar de la MGF pero como veis no son razones de peso para privar a la mujer del placer sexual, por no hablar de las múltiples consecuencias de esto conlleva a las niñas que se les practica.
Como futurxs educadores y educadoras sociales, uno de los pilares de actuación es garantizar los derechos de las mujeres y la infancia de la población que actualmente reside en Extremadura con riesgo de sufrirla, así que creo que nos queda trabajo que hacer aquí en nuestra tierra, aunque lo veamos muy lejano.
Nos queda mucha lucha.
Un placer.
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